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INVERSIÓN A FONDO PERDIDO

Remember that time is money! (¡recuerda que el tiempo es dinero!) aconsejaba Benjamin Franklin en un breve opúsculo de 1748 titulado Advice to a young tradesman (Consejos a un joven comerciante).

 

Desde Dorian Gray comprando tiempo al precio más alto posible, de la mano de Oscar Wilde, hasta la reciente película In Time en que esta ecuación se lleva a su sentido más literal, a lo largo de la historia se muestra en el arte la necesidad que sentimos de valorar este preciado bien, algo que hoy día se materializa en cualquiera de los casi 300 bancos de tiempo que ya hay en España.

 

En estos momentos de crisis, ¿no es una locura malgastar el tiempo, si tanto valor tiene?

 

Sin embargo, lo que para unos es un derroche para otros es, en ocasiones, la mejor inversión de su vida. Y de la de aquellos a quien se acompaña. Esta es mi experiencia. Espero transmitirlo en esta serie de fotografías de las salas de espera en las que mi familia y yo invertimos nuestro preciado tiempo de la mejor manera posible: compartiéndolo acompañando a mi padre durante su mortal enfermedad.

Impresión Digigraphie en papel Hahnemühle FineArt Glossy montadas sobre Dibond

 

Edición de tres ejemplares + una prueba de autor

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